11/27/2005

Mi vida conmigo

Os voy a contar una cosa para que os riais un poquito de mí. Está basado en hechos reales, lo creais o no, es como lo del exorcismo de Emily Rose.
Estaba yo el otro día esperando al autobús C cuando de repente veo en un panel que hay en las paradas más confluidas que quedan 19 minutos para que llegue. Yo, si no lo sabeis os lo digo, soy una deesas personas a las que no les gusta esperar y que necesito que las cosas ocurrán ya, asi que decidí dejar de esperar a ese autobús que llegaría el día del apocalipsis. Pero claro, entonces pensé: "¿cómo llego ahora a mi hogar?" Y pensé en coger el metro, pero últimamente lo que me pasa es que el metro me da un poco de claustrofoibia, sobre todo si voy solo, porque si voy con alguien me pongo a hablar y entre unas cosas y otras se me van las penas. El caso es que ante tal situación, la lejanía de mi hogar y el que no existiera otro autobús que me acercara a mi casa decidí ponerme a andar sin sentido por una calle de Madrid que se llama calle Alcalá, supuestamente en dirección a mi casa, hasta que se me ocurriera algo mejor.

Image Hosted by ImageShack.us

By the Alcala street the chulapation comes and goes. No digo más.

En esa calle Alcalá, por la cual ciertos rumores apuntan a que la chulapa viene y va, es donde me ocurrio todo. Acababa yo de entrar a la pastelería más cara del mundo a comprarme un minibocadillo para aguantar el camino de Santiago que había decidido hacer, cuando de repente oí una voz de mujer bastante lastimera y apagada, que muy bajito decía: "ayúdeme, por favor"

En ese momento me dí la vuelta, y busqué de donde procedía esa voz. Se trataba de una mujer un poco anciana, mejor vestida imposible -con traje de chaqueta, para ser exacto- y superarreglada, que estaba sentada en un escaparate con cara de desesperación mortal En esos momentos me acerqué a ella ya que supuse que estaba muriendo, y le pregunté que que la ocurría. En esos momentos la mujer se calló por un segundo, y me contestó con la misma voz de infarto de miocardio de antes: "nada, es que estoy pidiendo". No se como describiros los que fueron los momentos de mayor tensión ambiental de la historia, en los que ni yo ni esa mujer sabíamos como reaccionar de la vergüenza que estábamos pasando por la propia situación. Yo casi nunca le doy dinero a los pobrea, a excepción de los que tocan todo tipo de instrumentos en el metro y si me gusta la canción (en concreto hay uno en la boca de metro de Sainz de Baranda, que para los que no seais de Madrid os diré que no es ningún lugar en especial, no vaya a ser que luego vengais a visitar Madrid y digais: "ah, ah, vamos a sainz de Baranda que dijo elmascachoperro que es genial y que hay espectáculos de luz y color") que toca Sirtaki con una guitarra eléctrica y al que desde aquí felicito y dedico este post.

Bueno, el caso es que me vi obligado a decirle a esa pobre mejor vestida imposible que no llevaba dinero, y ella me dijo:"perdone" con su misma voz de siempre.

En parte me quedé con las ganas de decirle que con esa indumentaria y esa forma de pedir - ya que, por si lo dudabais, ni siquiera ponía la mano- no iba a sacar nada en claro, pero decidí que ya había sufrido suficiente por ese día y huí. No me pregunteis que hice al final para llegar a mi casa porque no me acuerdo.

8 comentarios:

Angie dijo...

en primer lugar, me ha gustado el título del post. cuando me hice mi blog quise llamarle así pero ya estaba cojido, cachis.
lo que te ocurrió el otro día tiene que ver con algo llamado "disonancia cognitiva".Son situaciones muy confusas en las que ves algo pero tu cerebro está procesando otra cosa y ahí es cuando llega el caos.
Por ejemplo, vas a un bar y le dices al camarero: "póngame un café", pero al mismo tiempo que le dices eso señalas "dos" con los dedos. Ya verás como el camarero se queda atontao. sería una capullada pero estaría bien probarlo, jiji.

Ylka Tapia (Malalua) dijo...

UmmMmmM la verdad es que las apariencias lo son todo, incluso para pedir, pero está claro que la mujer podía ser muy muy pero muy pobre e ir vestida así, no tiene nada que ver... hay muchos "sin techo" de los albergues que en sus mejores momentos disponían de cochazos, lujo, etc. pero por avatares del destino (o de la bolsa, por ejemplo) lo pierden todo y caen en las capas más bajas de la sociedad. Es injusto que para pedir, tengas que ponerte harapos...

saludos.

Carson Dyle dijo...

Creeme, Mala Lua, a mi me parece genial que esa mujer vaya vestida de lujo, pero lo mínimo que podía hacer es poner la mano o lo que sea. Yo solo pido un distintivo, algún tipo de identificación, no me hace falta que sea una pobre standard, creeme. Si tu fueras al pescadero y te encontraras a un tipo con traje y corbata y un maletín en la mano quizá dudaras si pedirle salmonetes o acciones de telefónica.

oserlaj dijo...

jejeje estas cosas que suceden en la vida diaria suelen ser las más chocantes. Claro que también te digo que le doy un euro antes a esa señora que a una rumana, que por mucho que ponga la mano y me enseñe la foto de su hijo sé que ese dinero llegará a manos de cualquier mafia.Hablando de esas fotos, todas llevan la misma, no sé si es que crían al hijo de una de ellas de forma compartidad... El caso es que todas van con la foto a cuestas desde que prohibieron que llevaran a los hijos en brazos para dar pena, no sé si en Madrid pasa lo mismo. Un saludo!

Anónimo dijo...

Hola!!! jajajaj, tu post me ha hecho revivir Madrid: que nostalgia de la Calle de Alcalá, y el músico de Sainz de Baranda a mí también me gustaba mucho.

Sobre tu pobre... igual la mujer está mal de la cabeza y pide, no sería la primera vez...

A mí esta semana me pararon tres chicas gitanas y me pidieron 50 céntimos para llamar por teléfono. Se los dí creyendo que era una bola, y ante mi sorpresa fueron corriendo a llamar... Resulta que viven en mi barrio, y habían dejado las llaves dentro de casa: estaban llamando a su madre para que las fuese abrir.

Yo también les daba dinero a los músicos del metro que me gustaban, pero a las rumanas no.

Por cierto, un día subió una rumana al metro, y me dijo "dame algo que mi marido es morto" mientras me ponía delante de las narices una foto de un hombre muerto dentro de un ataud y cubierto de flores.

Angie dijo...

ahora que he leído lo de los músicos, es verdad, le decía el otro día a una amiga que a ellos es a los únicos que me apetece dar dinero pq realmente veo que se lo curran. Nunca olvidaré la mejor siesta de mi vida: en el retiro, después de una panzá a comer en VIP(creo q se llamaba así la cadena), tirada en el cesped, entre sol y sombras, y con un hombre que cantaba canciones de Silvio Rodríguez de lejos. fue estupendo. Al final no le di nada al hombre y me arrepiento pq sin él ese momento no hubiera sido igual.

Carson Dyle dijo...

Solo he de decir que aquí en Madrid las famosas rumanas - señora, señore- siguen yendo con un niño en ristre en sus brazos aunque a veces también pasan la famosa fotocopia de fotocopia de fotocopia de fotocopia de fotoopia de fotocopia de fotocopia de fotocopia de fotocoopia de un supuesto hijo/hija. Yo tampoco le doy dinero a las famosas rumanas, pero quiero que conste aquí y en este momento para que quede bastante claro que ni por asomo todos los rumanos son así.

flatt dijo...

ay pobre mio, sí que tuviste que pasarlo mal. Estoy de acuerdo Carson, o distintivos o na porque ya me dirás tú, para eso me bajo yo a la calle y me pongo a pedir, total, seguro que yo voy más pordioseramente vestida que la pija esa que te pidio dinero!!!