5/22/2008

El día del fin

Hola amigos y amigas todos, muchachos y muchachas en general!


Desde la eterna espera, desde la no actualización descontrolada, hoy os vengo a comunicar, a dar la noticia, que he decidido, así sin más, y tras quedarme tan pichi, que es el momento oportuno para cerrar las puertas de este pequeño blog que se hace llamar "Aquí todo tiene nombre".


Las razones, que muchos dan cuando cierran un blog, son absurdas y también simples, y es que ya no me apetece seguir escribiendo en este blog, porque de momento no se me ocurre nada de lo que escribir, como si "la nada" de La Historia Interminable se hubiese comido mi cerebro y/o mi cerebelo.


La señal me llegó el otro día, enviada desde otra dimensión, en forma de virus letal que destruyó mi ordenador hasta límites insospechados. Todo lo que había en él, toda su historia, desapareció en minuto y medio, salvo lo que prodigiosamente logré salvar en un DVD no mucho más grande que los botes salvavidas esos que pusieron racaneando en el Titanic.


Como me caracterizo por ser absurdo, no acabo de cerrar un blog que ya he abierto otro, así que si en algún momento (de tensión) me echarais de menos, podaréis acudir a mi nuevo, y mucho más modesto, blog, que se llama El día de.


Espero veros por allí si os queréis pasar, y para terminar, solo puedo acabar y cerrar esto con una frase célebre:


¡No lloréis, que me voy a casar con ella!


Adios