Opositando con alegría y saber estar (reprise)

De nuevo cito a mi idealizada Miércoles Adams para llevar a cabo un post, un post sobre hechos del pasado, sobre un examen maldito del que me reclamais que escriba. Lo se, teneis terror absoluto de que haya caido en una depresión posparto tras un mal resultado, pero nada más lejos de la realidad: estoy feliz cual castañuelas, no solo porque ese examen maldito haya acabado, sino porque he mirado mi nota estimada en una página güel y el resultado me ha llenado de orgullo y satisfacción. No es que haya sido el número uno, ni el mil, ni el 2000, pero puedo decir y digo, citando esta vez a Rosa de España que "estoy feliz de encontrarme hoy aquí, y no me preguntes más porqué".

El caso es que si he tardado en escribir es porque un virus letal ha vuelto a atacar mi cuerpo y he estado pachope durante un tiempo (de hecho ahora mismo os escribo bajo los efectos de un Frenadol). Hice un pacto con mi cuerpo hace tiempo: "controla toda infección que te llegue hasta después del examen maldito y te aseguro que comeré más verdura". Y mi cuerpo me hizo caso. Activó mi sistema inmune como si del equipo actimel se tratara y no permitió que ningún ser extraño entrase. Eso si, acto seguido de acabar el examen, note un ligero dolor de cabeza que poco a poco se convirtió en una fiebre infernal por la que creí morir.

Así que aquí estoy, disfrutando mis primeros días de libertad total de una de las mejores maneras que se puede en este mundo: no haciendo ni el huevo y viendo todo tipo de programas en la tele y a todas horas. Os comunico que ahora mismo me voy a poner a jugar al Monkey Island 2 y os invito a que, como siempre, os tomeis un minuto de relax y os imagineis que estais en ese cybercafé de Hawaii que todos deseamos.